Allá por el año 1070, cierto atardecer, el señor don Hernando Azcón se dirigía hacia su casa solariega de Liri, venía probablemente de Anciles, siguiendo la izquierda del río Esera. Era ya noche cerrada cuando rebasó el pueblo de Eriste. Al llegar frente al paraje conocido con el nombre de Roques Trencades, del término de Sahún, oyó unas voces que cantaban la salve. Intrigado, decidió retroceder para atravesar el río y tomar el camino de Eriste a Sahún, que pasaba por el lugar de donde procedía tan melodioso cantar. Cuando llegó al punto deseado, un admirable resplandor le guió hasta una pequeña cueva, en la que se encontraba una imagen de Nuestra Señora.
Confuso y agradecido del portento, después de hacer su plegaria, resolvió llevar la imagen el vecino pueblo de Sahún, para que allí fuera venerada.
Pero la imagen desapareció de Sahún y volvió al punto donde había sido hallada. Dos veces se repitió el suceso. Don Hernando comprendió que la imagen deseaba ser venerada en aquel lugar y mandó construir una ermita para albergarla convenientemente. La Iglesia fue construida entre los siglos XII y XVI, en origen fue una ermita y un alaciado.
La construcción se compone de dos partes principales: la iglesia y la residencia prioral. La iglesia, presenta planta regular y contiene ocho altares. Entre ellos sobresale el mayor, que es un hermoso retablo renacentista en el que aparecen diez relieves de madera policromada escenificando la vida de la Santísima Virgen, y una talla de madera policromada de la Virgen con el niño.
La construcción se compone de dos partes principales: la iglesia y la residencia prioral. La iglesia, presenta planta regular y contiene ocho altares. Acceso: caminando desde la localidad de Sahún, o en coche tomando un desvío entre Sahún y Eriste. |