Con el Morrón de Güell al fondo, el caserío de Roda de Isábena se apiña en torno a la catedral de San Vicente, sede de un obispado que fue centro religioso del condado de Ribagorza.
Los olivares constituyeron la principal riqueza del lugar, que los árabes convirtieron en reunión de tributos, con un molino de aceite. Algunos historiadores basan en ello el origen del nombre dado al pueblo; otros se refieren a la Rota romana. Aunque el mayor interés de Roda de Isábena se centra en su catedral, el conjunto urbano es todo él sumamente interesante por su pintoresquismo y especial distribución de las calles sobre la cima de la colina, a cuyos pies discurre el río Isábena.
Actualmente la catedral de Roda presenta planta basilical de tres naves dividida cada una de ellas en tres tramos y queda completada por un presbiterio —elevado sobre criptas y zonas colmatadas— y por tres ábsides, de los que el septentrional no conserva más que los fundamentos.
Destruida en 1006 por el hijo de Almanzor, la reconstrucción de la actual Catedral de San Vicente comenzó en 1010. En ella destaca el sepulcro románico de San Ramón, obispo de Roda, junto al que se encuentran los restos de San Valero, obispo de Zaragoza. La Catedral conserva un órgano del año 1657 y reúne unas extraordinarias condiciones acústicas, que unidas a su valor artístico y patrimonial, la convierten en el marco idóneo para acoger recitales y conciertos de música. Completan el conjunto monumental de Roda de Isábena algunos restos de sus murallas, con las consiguientes puertas, y el palacio del prior, mandado construir en 1525, y del que son destacables las ventanas de la mansión y el matacán de la torre. También paseando por sus calles llegaremos al Museo del Modelismo Naval, Aéreo y Etnografíco de la Era de Vicén.